Lo que yo quiero decir es América Latina...

Lo que yo quiero decir es América Latina...

domingo, 18 de noviembre de 2007

La vida esta profundamente ligada a la muerte. Cada día que nace ya están muriendo miles de cosas con el. Muere una brisa, los rayos del sol que perezosos van sucumbiendo, es el ocaso una lenta agonía. Es el fin de una comida una muerte de la descomposición. En un estornudo salen a la vida microorganismos que mueren en un absurdo choque de iluminación con la materia aire. Son las infinitas despedidas muertes en sostenido, una despedida es la muerte más triste, es una agonía, es la muerte que se quedo mirando al horizonte con ojos de ciego. Llama la muerte a la puerta innumerables veces en el día y parece que no le escucháramos, retumba en nuestra casa vacía de muerte, sube por las escaleras oliendo vestigios de vida que quiere apagar. Cerrar los ojos es morir un poco, es liberarse para encontrarse en otro espacio donde nos llama la parca y nos invita a beber con ella, nos quiere embriagar, endulzarnos este amargo cuento cotidiano con sabiduría, pero somos tontos y nos aferramos a la pasajera vida sin escucharla, sin mirarla. En otro tiempo decían, en esta ciudad rondaba más la muerte, en otro tiempo decían, la muerte tenia un espacio privilegiado y las esquinas eran puntos de encuentro para desparramarse en vida, pero otros dicen que ahora a la muerte le llego su tiempo, la estadística dicen a acabado con la muerte, pero la estadística es un rumor que la vida puso en los labios de algún grupo de insensatos, pues la muerte se niega a morir en los sitios donde ya ha hecho nicho. Yo la sigo viendo en cuerpos que mueren cuando no sienten la melodía que los va llamando al encuentro, porque su disco se les ralló, se envolvieron en viejas cintas electromagnéticas, pura vieja fidelidad, porque para quienes acogemos la muerte, esta nos rueda por el lado tronando fuerte, martillando el tímpano en un interminable traqueteo, dale que dale. No se puede liberar a quien no se supo cautivo, quien no ha visto la piel de la pelona, quien cree que todo termina en campos santos regados de flores marchitas y adornos de mal gusto, no, todo ha terminado desde el comienzo y fue lo que no quisieron entender y como no supieron vivir tampoco sabrán que es morir, por eso no entenderán todas las muertes que se suceden en el día y en la carretera no verán cuantos insectos sucumben en el vidrio delantero solo por ver las rayas laterales despintadas marcando el camino de la vida, de una vida que no ha nacido.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Contemplación

¿A un árbol, una planta, algún animal casero que duerma su siesta tranquilo, un atardecer tal vez, al astro sol que no se cansa de salir todos los días, a la hermana luna que crece y decrece abrigada por un cielo oscuro lleno de pequeños espectadores que son las estrellas?, una contemplación, una mirada, un vistazo…nose…¿a que? ¿A una imagen, al horizonte, al recuerdo quizás, al lago y sus diminutas vetas, al viejo mar que hace tiempo no veo, al amigo lejano que sigo recordando, al amor que cruzo el océano, a la mascota que dejo materialmente de existir pero que todavía sigue durmiendo perezosamente en mi cama?
Contemplo a este pedazo de hombre que parece ser un leño seco…un tronco caído en combate por la fuerza de la naturaleza. Leño seco fuente de vida, paradoja de la existencia, albergando bichos, animalitos, plantas, hongos…fuentes de vida. Tronco reposo, hueco….hace poco supe de un lugar en el que un árbol; por demás gigantesco, al cual un hongo devoro sus entrañas (bella imagen, pensemos en ese ser comiéndose a otro en una especie de armonía parasita, avanzando y propiciándole esa otra forma de vida que es la muerte), las devoro por completo, pero el árbol seguía allí, de pie, como mueren los árboles y entonces después de este frugal acto de la naturaleza, el árbol fue casa, fue casa por siempre para un eterno grupo de murciélagos, que siguieron hablándole a sus entrañas, conviviendo en el día de cabeza al mundo y dejando caerse en la noche para dejar dormir al árbol.
Supe de otro árbol que tomo por asalto el que tiempos atrás fuera un templo, una iglesia, que se yo, eso también se olvida y se toma por asalto, la memoria, esa fragilidad, lo importante aquí era recordar, volver a pasar por el corazón esas imágenes de una vieja mole de cemento a la que la naturaleza por medio de unas poderosas raíces le recuerda que es parte de la tierra, que ellas ahora lo abrazan por todos sus flancos y la vieja casa queda como un espacio fantasmal pero hermoso a la vez, se funde en una cierta armonía cemento, madera, savia, vida…vida a través del tiempo, de la muerte que transforma y nos da otra imagen, albergando una nueva composición.

Contemplo, me contemplo, soy leño seco, hueco, dador de vida, inmóvil, fuente de hongos y plantas que se nutren de mi sangre, la que en un tiempo fue activa, savia que corría rápido de la cabeza a los pies y me hacía mover ligero, ahora, de alguna forma trato de disfrutar este extraño estado de “petit mort”, un cambio ligero hacia otro estado que no se donde me llevara, me miro de refilón en cierta sombra proyectada a una hora no nombrada del día cuando se abren las puertas de ninguna luz.