Lo que yo quiero decir es América Latina...

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lunes, 12 de mayo de 2008

Justo homenaje a la Dama de la Radios Ardientes

Ahora estoy mirando a mi dama que descansa tranquila, recostada en la pared de esta escuela, en este pueblo del cual ignoro su nombre. la rueda trasera de mi dama se ve notoriamente más disminuida que la delantera, ya pegan duro estos miles de kilómetros recorridos, yo también lo siento en la piel. las ruedas que son su piel tocan a diario el asfalto caliente y hace que vaya desapareciendo. Mi serpiente amarilla, muda tu piel pero no pierdas tu espíritu. se sienten los embates del tiempo, ella sabe que yo también los siento, como no deje de sentir hoy, durante el camino su radio averiado, heridas del tiempo. En aquel pueblo que dividía los estados no pudieron repararte, cada pieza de ti es tan fina que no cualquier lugar te puede vestir, pero habíamos de seguir camino y el asfalto que es la piel del camino nos permitio avanzar y ahora que los cielos se abren en esta temporada de lluvia hay que ser un fantasma para desaparecer bajo algún kiosco mientras venga el agua. Eres también un águila mi dama, levantas la vista primero para ver las nubes negras en este nuevo estado de Maranhão en Brasil y luego como si fueses un radar avistas nuestro resguardo y me llevas veloz hacía él, aveces siento que tienes más años que yo, más olfato eso si estoy seguro. Siento que no sabes de bichos que te perturben porque eres toda una fauna mi camaleónica compañera. Apenas si son rasguños los que te suceden y ni radios quebrados ni instrumentos filosos que perforen tu coraza, ni el tímido oxido que pueda aparecer son amenazas para tu cuerpo integro y fortísimo. Como buena dama tienes tus momentos en los que quieres estar sola cuando vamos por todos estos caminos, yo te entiendo, te dejo y en silencio escucho tu respiración que son esas dos ruedas girando al unisono. Cuando llegamos a algún lugar eres la primera en instalarte, te posas dueña del espacio mientras yo desorbitado apenas voy aterrizando al rato y me da una envidia tremenda sentir esa cordura de tu parte, siempre tan en tu lugar. tu lugar son todos los lugares y el nuestro el es mundo que apenas se nos abre cuando me enseñas cada día otra curva y me haces ver que esas cuestas que vemos en la lejanía ya más cerca no era si no el asfalto haciendo muecas en la distancia, pero que de cerca es un pedazo de mundo dormido esperando que pasemos por su lomo. Me sigo dejando llevar por ti hermosa dama de radios ardientes y cuerpo de sol, que no conoce de penas y sabe todo de serenidad, sigamos juntos re escribiendo el camino para que otros no nos cuenten las historias con borrones y tachones, pongamos nuestra letra firme aquí y allá, en todos los lugares donde vamos dejando una poca de nuestra existencia.

2 comentarios:

Troyana dijo...

Qué tiene el peluche del niño que lo acompaña en sus días, qué tiene el dedo pulgar en la boca de un niño que lo arrulla en las noches, qué de especial hay en algunos objetos que nos acompañan sin desamparo. Creo, y me basta para ello el homenaje a tu dama, que, sin duda, somos nosotros mismos, eres tú, es el hombre que reconoce su existencia y descubre lentamente sus proezas, su sol, su sentir¡¡¡.

Helena dijo...

Loquito!!!!!!, bien y mil veces bien, bendita cada supeficie, que toques, cada caricia y golpe del viento, toda luz del sol dentro de tu cuerpo, bendito vos, la noche, que cuando no te muestra estrellas, planetas y luna, sólo te pides que los recuerdes... sabés que o estás sólo, estás creo en las venas del mundo. Muchos, muchos besos, la mejor de las suertes, que tu ángel de la guarda te sig acompañando. Nos vemos Jaimito avisá cuando pasés por Argentina, sería delicioso verte.

Claudia Robayo.