Lo que yo quiero decir es América Latina...

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viernes, 27 de junio de 2008

Carona Brasilera

Carona, hechar dedo, hacer auto stop, piratear, tomar un aventón, dar cola. Son muchas las formas de decirlo y siempre el mismo objetivo, estar en la carretera y ser llevado de un punto a otro por un automovil que nos conceda la gracia. Mi viaje sobre dos ruedas a tenido este sistema un par de veces y en un principio sentia que me traicionaba cuando utilizaba esta forma de desplazamiento, pues la idea era siempre mantenerme sobre la bicicleta. Pero el camino te va mostrando que las cosas pueden mudar y no es para nada una derrota cuando debes utilizar este sistema para moverte de un punto a otro. Aveces las condiciones no son las más apropiadas y no viene de más una ayuda. Quiero en este escrito dar cuenta de las tres caronas que he pegado aqui en Brasil. Las traigo a colación por que cada una de ellas es bastante particular y tiene su historia propia, cada una fue un acercamiento a la gente desde otro punto de vista, desde otro trato.
Primera.
Fue en el estado de Amazonas a la entrada de la mítica reserva indigena ( ), digo mítica pues mucho me habían hablado de este trayecto, de sus peligros, de su extención. Mucho se decia de este pedazo de camino. Las malas historias me fueron infundiendo un miedo que repugnaba, el miedo no es un buen compañero en este viaje y creo que la batalla con el ha sido ganada por el momento. De la reserva se decía todo tipo de cosas. Primero hay que anotar que es un espacio de 120 kilómetros que se debe cruzar sin parar pues no esta permitido hacerlo, esa entre muchas restricciones que tiene aquel lugar, tampoco esta permitido tomar fotos, se debe tener sumo cuidado con los animales que por alli transitan; aunque la verdad no vi ninguno en mi paso. A cada momento hay carteles con todo este tipo de prohibiciones, es un poco azaroso el paso por allí. Se decia también del peligroso ataque de los indigenas con flechas y todo, era toda un película mal montada. Recuerdo que el día anterior había dormido muy cerca de la reserva, con la intención de leventarme temprano en la mañana y cruzarla, pero el fantasma del miedo asechaba y decidi que sería mejor pedir la ayuda de alguien para cruzarla, pero no es lo mismo ir con una mochila al hombro y pedir a alguien que te lleve en su carro a que te lleven con una bicicleta, alforjas y todo tipo de equipaje. Me ubique a la entrada de la reserva, en plena carrtera y sentia gran temor de meterme en esa boca del lobo, la reserva posee bastante vegetación a lado y lado del camino y es en verdad como si entraras en las fauces de un gigante animal que te fuera devorar, tal vez le estaba poniendo demasiada sal al asunto. La cuestión fue que ningún auto me quizo llevar y despues de esperar un tiempo nada que hacer, como reza la bueba frase, solvitur ambulando, se soluciona caminando. Entre a la reserva y con ese temor que infunden los carteles fui avanzando lento lento, es un tramo que por tener restricciones posee muchos huecos, la reserva se abre para el transito a las 6 am y se cierra a las 6 pm. Tenia siempre en mente esos 120 kilómetros que debía hacer, no sabía si seria capaz de hacerlos. De repente aparecio una camioneta negra que decidio parar ante mi señal de aventón. Me sorprendio bastante porque era bastante dificil que lo hiciera, iba a una velocidad bestial. Lo interesante era lo que pasaba allí adentro. Iban tres hombres, uno mayor, otro no tanto y un joven. El mayor y el joven eran parientes, tio y sobrino, el otro era un amigo cercano. Estaban cumpliendo el tramo Boa Vista – Manaus, un trecho bastante largo como casi todos en Brasil, unos 760 kms. No iban para nada de paseo, de hecho la tragedia los llevaba de viaje, la madre del hombre mayor había muerto, les avisaron muy temprano en la madrugada y con la ayuda del amigo que puso su carro a dispocición emprendieron viaje. La melancolia se sentia en ese carro, los ojos humedos del viejo que no dejaba de recordar a su madre, todo este teatro mojado por alcohol, la bebida acompañaba el camino, tambien los cigarros que fumaba sin parar, la tristeza se dibujaba fuertemente en su rostro. En ciertos pasajes del recorrido hablamos sobre los ritos funerarios, de como recibimos a la muerte y no es nada grato tenerla presente. El viejo no dejaba de decir, “mi madre ha muerto”... su buen amigo le daba algunas palmadas en el hombro y subia el volumen del radio que tocaba una música medio melancolica también, aquel fue un camino con la parca.

Segunda.
En brasil estuve de aniversario, cumpli años. Nunca le pongo atención a estas fechas, recuerdo lo que decia Sartre, aquello de que celebramos un año menos de vida, un año en que nos acercamos más a la muerte. Pero en este viaje decidi que no quería pasar mi cumpleaños en cualquier lugar de la carretera y empece a hacer cuentas para ver donde podía recibir la llegada de los años. Me encontraba relativamente cerca de la ciudad de Fortaleza, eran casi unos 200 kms y pense que haciendo una buena cantidad en bicicleta luego debería pedir una ayuda para llegar a mi destino y celebrar como es debido. Aquel día había dormido en otra estación de policia y Sali temprano para cumplir mi objetivo, el camino se me hizo amable y pude llegar con tranquilidad despues de hacer 95 kms a una ciudad llamada Sobral, allí comenzaba realmente la pequeña odisea, estaba a merced de conseguir un auto que me llevase a mi destino, no queria pasar el día en aquel lugar, hasta soñaba con una torta de cumpleaños que yo mismo me regalaria y un lugar tranquilo para descansar. Instalado a la salida de aquella ciudad, en un puesto de gasolina supe esperar pacientemente un par de horas a que alguien me llevara, como siempre no fue nada facil, pero contaba con suerte todavia, esta vez fue una camioneta blanca y un par de hombres festivos que la habitaban, esta vez el camino estuvo marcado por la delicia de las frutas brasileras, esas de las que pululan en este tropico que las da por millares, de todos los colores y tamaños. Nos fuimos comiendo una que aqui llaman Ata o fruta de conde, sería como nuestra guanabana pero mas pequeña, gustosisima por demas, como el camino, tranquilo y listo para la celebración.

Tercera.
Hay días en los que se puede hacer cualquier cantidad de kilómetros y otros donde el cuerpo no responde y ahora a casi 5 meses de viaje se siente en el cuerpo el cansancio aunque el espíritu del que tanto me alimento sigue intacto.
Aquella vez queria llegar como fuera a la ciudad de Natal y recuerdo mucho aquel día, fue el unico de todo el viaje donde no queria dar un solo pedalazo y sali a la carretera con la firme intención de que un auto me llevara. Me ubique en el consabido puesto de gasolina y despues de una espera de dos horas no consegui que me llevaran, en ese momento tuve que poner musica en mis oidos para hacer; no se como, 75 kms hasta la ciudad de Lages, a 120 kms de mi destino, la ciudad de Natal. Fue una pedalada que se me hizo eterna, cuando no hay espíritu no hay nada y aquellas carreteras de ese recorrido se me hacian de nunca acabar, siempre preguntando por el proximo pueblo, la proxima ciudad que no aparecia que se hacia más distante cada vez. Cuando llegue a Lages y despues de una comida absolutamente necesaria tenia animos todavia para pedir una carona y empece la larga espera al lado del camino y fue entonces cuando fui abordado por un angelito. Era un niño, estos niños que se maravillan siempre con mi bicicleta, que no se cansan de mirarla por todos los lados, de analizarla, de preguntar por cada pieza que les parece extraña y es que aqui en Brasil donde son tan comunes la mia que es diferente se les hace fantastica. Mucho hable con este pequeñito mientras esperaba por mi transporte. Me encanta la forma de preguntar de los niños, hay una transparencia en sus preguntas, lo preguntan todo de todas las maneras, que si como, que como lo hago, que dinero llevo. El niño supo que queria llegar a Natal, también supo de mi precaria economia y me dijo que porque no tomaba un bus, yo le dije que no me gustaban por un lado y que de otro no tenia dinero, al mucho rato de estar allí se despidio de mi. Aquel día me supe derrotado y cuando partia en busqueda de un lugar donde dormir llego de nuevo el angelito diciendome que habia hablado con el hombre de la empresa de transportes y que él rebajaria el pasaje para mi. Me parecio entonces que debía ir a ver cual era la oferta. Este hombre me decia que el pasaje que costaba 10 reales me lo dejaria en 8, estaba bien, pues de quedarme en aquel lugar y pagar una posada que me costase 10 reales, preferia llegar a mi destino. El hombre de la empresa de transportes me hizo otro descuento, me dijo que me lo dejaria en 5 reales y la suerte del angel que se despidio con una sonrisa y el consabido Bom viagem, hizo que el hombre me llevara gratis ya al momento de abordar, asi que monte a la dama y su equipaje y en aquel frio bus, con mi sudor y mis ropas de ciclista viaje durmiendo los kilometros que me separaban de mi proximo destino.

2 comentarios:

Troyana dijo...

Que se limpie todo
Que se purgue la melancolía
Que se pierda la derrota
Que se expanda la confianza
Que aparezca el silencio

Que la espera es necesaria
Que la calma siempre aclama
Que la muerte esta en las venas
Que la fuerza siempre llega

La pasión nunca se aleja
Porque siempre, se esta cerca

Unknown dijo...

Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer, miedo a lo desconocido, miedo a lo que conocemos y no conocemos tan bien…miedo, miedo muy humano…
Cuando sientas que ese miedo intente volver a abrazarte campeón, transformalo en fuerza,… que acompañe esa fuerza interior que tenes, que mantiene esa decisión, convicción, ese anhelo, esa capacidad de admiración, sensibilidad, gratitud, y sobretodo ese ESPIRITU transgresor y valiente que sigue vivo e intacto desde hace 5 largos meses.

Desde PY un millón de besosss
SEMPRE PERTOOOOOOOOOOOO D MEU CORAÇAO. TQQQ!!